El atentado a Cristina y la Fiebre Mundial
En una Argentina enloquecida por el año de la Copa del Mundo, se dio una increible coincidencia relacionada con los intentos de magnicidio.
El nivel con el que llega la Selección Argentina de Fútbol al Mundial de Qatar 2022 ilusiona, y mucho. El argentino promedio es muy futbolero, y no ve las horas de que llegue ese momento que abra otra gran ilusión para el país, al menos en “la más importante de las cosas que no son importantes”, como se suele decir.
En ese marco de Fiebre Mundial, una tendencia de este año es buscar curiosas coincidencias entre 1986, el año en que la albiceleste logró su última Copa del Mundo, y este particular 2022, en que lo positivo del fútbol contrasta con un país sumido en una dura crisis.
Son muchas las curiosidades, compartidas con frecuencia en redes sociales: La salida de Messi y de Maradona del Barcelona un año antes del Mundial, el horario en que se jugará la Final (12 del mediodía), la presencia de Canadá y ausencia de Nigeria, y otras muy bizarras relacionadas con la película Top Gun y con Robert de Niro.
A la lista se sumó una coincidencia que no es para nada divertida: tanto en 1986 como en 2022, en Argentina se intentó producir un magnicidio.
En efecto, uno de los antecedentes que tuvo el grave episodio ocurrido este jueves contra Cristina Kirchner, fue el intento de asesinato que sufrió Alfonsín, justo el último año en que Argentina ganó el Mundial de Fútbol.
Qué pasó en 1986
El episodio fue el primero de tres incidentes de este tipo que sufrió Raúl. Era el 19 de mayo, en una época en que algunos jefes de las Fuerzas Armadas se negaban a ser juzgados por los crímenes cometidos durante la última dictadura.
Ese día, el presidente hacía una visita protocolar al Comando del Tercer Cuerpo de Ejército, en Córdoba. Cuando se estaba por producir su arribo, oficiales encontraron un cable asomado desde una alcantarilla, a pocos metros de donde Alfonsín iba a disparar un cañón, como parte de la ceremonia. El cable llevaba a una bala de mortero calibre 120 mm, semienterrada, con dos kilos y medio de dinamita pegados a dos panes de trotyl de medio kilo cada uno. El artefacto, por supuesto, pudo ser desactivado.