Cibermilitando por un cargo.
Luego de la desvinculación de Iñaki Gutiérrez y su novia, la santafesina Eugenia Rolón, del manejo de las redes sociales del estado llega un nuevo episodio del dedímetro anticasta. ¿Quién es Juan Doe?
Pareciera lejos en el tiempo, pero no ha pasado tanto como quisieran los protagonistas para que quede en el olvido: es que el 1º de Enero de este año Iñaki Gutierrez — quien era flamante “director” del equipo de comunicación de Presidencia, Casa Rosada y demás cuentas de las redes sociales del Ejecutivo Nacional — reposteó desde la cuenta oficial de Casa Rosada en X (ex Twitter) de una foto personal con su novia Eugenia Rolón — oriunda de San Lorenzo, Provincia de Santa Fe y también partícipe del manejo de Redes de LLA. La jugada les valió ser bajados del mapa político del partido y del Estado, donde la joven pareja parecía prosperar y ganar presencia a pasos agigantados.
Luego de dejar enfriar el cadáver de la pérdida de seriedad por casi dos meses y sin especificaciones acerca de quién o quiénes quedaron al mando de la comunicación digital de la Casa Rosada, en las últimas horas fue novedad que un cibermilitante de La Libertad Avanza toma posesión de tal responsabilidad.
Nuevamente un twittero sin formación en el campo político y social ocupará un cargo en el Estado — el primero es Manuel Adorni —; Juan Pablo Carreira, conocido en redes sociales como Juan Doe, es el nuevo y flamante Director General de Comunicación Digital de la Presidencia, pero ¿quién es?
Reconociendo méritos es necesario decir que Juan Pablo Carreira es partícipe necesario y responsable del crecimeinto en redes sociales de Javier Milei y la operación digital que lo llevó a la presidencia. Hace 7 años fue responsable de organizar las primeras conferencias de Javier Milei, con la siguiente militancia activa en redes con características muy particulares que llevaron a definir a Juan Carreira y otros twitteros como “el trollcenter”.
En su cuenta de X, Juan Doe, se presenta como ingeniero industrial aunque no aparece en los registros de la UBA donde dice haber estudiado y no registra actividad laboral en el campo de la ingeniería, pero el diputado provincial bonaerense Agustín Romo atestigua que ejercía la profesión recibiendo un alto salario que va a sacrificar para “cobrar menos” trabajando junto al Presidente. Políticamente, por si quedan dudas, se define como liberal y republicano.
Es además de cibermilitante en su cuenta personal el editor de La Derecha Diario, un medio que se jacta de no recibir pauta oficial de ningún tipo, y miembro fundador del Club de los Viernes de Argentina, una organización por las libertades civiles, la propiedad privada y el Estado mínimo.
Desde su cuenta de Twitter a ha sido un personaje clave en la militancia en contra de la cuarentena sanitaria por covid en Argentina , las conspiraciones y boicots en contra de la vacunación, la operación contra de la presencia estatal y en beneficio del vaciamiento y achicamiento del Estado. Son inagotables sus participaciones en beneficio de Javier Milei durante la campaña presidencial, es un usuario muy activo en lo que respecta a la difusión de fake news, clickbaits y difusión de falsos argumentos por parte de la derecha digital argentina, y con total obviedad es partícipe necesario en la persecusión en redes sociales a la artista Lali Espósito y todo aquel que le toque ser carne de cañon del universo liberal twittero.
Lo llamativo es que una vez en junio de 2022 en el marco de algún debate le contestó a un usuario que nunca trabajó, no trabaja ni trabajaría en el Estado. ¿Qué habrá cambiado para que ahora acepte un cargo al servicio del Ejecutivo por el que percibirá un salario que oscila entre 1,5 y 2,5 millones de pesos?
Quien hubiera imaginado que los tiempos y las formas políticas pudiesen cambiar tanto.
¿A cuántos militantes de terreno han perseguido los libertarios con el dedo acusador de “militan por un cargo”? Evidentemente la crítica nacía de algún tipo de rencor por no poder gozar del reconocimiento a la labor política y social que por años han desarrollado militantes de diversas fuerzas políticas y sin distinción entre peronistas, radicales y de izquierda, perseguidos siempre bajo la figura del puntero político.
Los punteros políticos de un antaño no tan lejano se ganaban su espacio a fuerza de comedores barriales, acompañamiento social, grupos de apoyo escolar y voluntariados para mantener espacios públicos; ahora los punteros políticos se llaman trolls y trabajan desde la persecusión y la manipulación de la información.