Esta editorial no es polémica, ni es el disparador de un debate como acostumbro a direccionar mis escritos. Es, quizás, el resultado de largas horas de reflexión e introspección en las que suelo caer durante mis momentos de ocio y algún que otro viaje, por mi actividad laboral.
Decidí, esta vez, compartir con ustedes, mis lectores, la visión personal de mi vida con una mirada filosófica, si se me permite el calificativo.
A lo largo de mi vida, he pasado por distintas etapas. Buenas, malas, productivas e infructuosas. Aunque, como aprendí hace tiempo, toda experiencia deja una lección y está en uno saber aplicarla, de ahí en adelante o indefectiblemente, volver a tropezar con la misma piedra. Es por eso que, haciendo un análisis de mi situación actual, decidí simplemente agradecer… así es, agradecer: Atribuir el estado en el que me encuentro a quien algunos llaman Dios, destino, fortuna o a quien personalmente prefiero el Universo, esa vida que hasta la fecha lleva 42 años y algunos meses más, la misma que decidí comparar con un edificio, al que cada año se le agrega 1 piso más, y que depende de mí mismo llenar el espacio vacío con hechos, vivencias, aprendizajes, conocimiento y personas, teniendo la posibilidad de recorrer cada piso las veces que mi mente lo desee, cual ascensor imaginario que conecta los niveles a voluntad.
Los primeros 12 pisos, quizás, fueron los que marcaron la rectitud con que marcharía en adelante. Por lo que agradezco a mi familia el educarme de esta manera, ya que como se dice: palo que nace doblado, su tronco jamás endereza. Es a ellos a quienes les debo mi gratitud.
Los siguientes 6 a 8 pisos transcurrieron con sobresaltos. Entre la separación de mis padres y una educación casi propia, hechos que aportaron a la formación de mi carácter y a ser quien, esencialmente, soy como Hombre, por lo que de nada me arrepiento.
De los 10 niveles intermedios no hay mucho que resaltar, más que cambios de trabajos y los 3 años en Fuerza Aérea, donde conocí a la que hoy es mi esposa, suceso que no es menor por lo que hoy día significa para mí.
Hoy, me encuentro en el piso 42 de mi construcción. Viviendo en pareja, trabajando a diario, habiendo emprendido una nueva etapa en mi vida y rodeado de gente a la que llamo “mi pequeño gran mundo”. Desde hace 9 pisos, lleno de regocijo, creciendo día a día, aportando mis herramientas y conocimiento al soporte del próximo piso, el cual espero que traiga un futuro brillante para mí y los míos.
Por todo esto, y por lo que de seguro vendrá, es que agradezco al universo el construir, iluminar y acompañarme en este camino de virtud, darme las Herramientas de aprendizaje para seguir creciendo y concederme el Honor de poder vivir cada día con la gente que amo. Por darme la oportunidad de escribirles a ustedes para inspirarlos en esta filosofia que resulta muy gratificante: AGRADECER por lo que tenemos, poco o mucho, bueno o malo… Todo deja una enseñanza y, por supuesto, por darme la suficiente vida para seguir agregando muchos pisos más a este que Yo llamo… Mi Edificio Personal.