Inédita historia de Borges y Bergoglio, juntos en Santa Fe
El Papa Francisco y el genial escritor coincidieron en la capital provincial hace 56 años. Una increíble semana santafesina, con el Colegio Inmaculada como gestor del encuentro.
“La coincidencia es la manera que tiene Dios de permanecer anónimo” afirmaba Einstein a principios del siglo XX. ¿Habrán pensado en esa coincidencia alguna vez Jorge Luis Borges y Jorge Bergoglio al recordar cuando se encontraron en la vieja Terminal de Omnibus de Santa Fe en agosto de 1965?.
Tal vez Borges no: murió sin saber que el “maestrillo” (como llamaban los jesuitas a los docentes en formación) llegaría a ser Francisco, el primer Papa argentino y latinoamericano.
Ambos serían figuras famosas nacional e internacionalmente, ambos creían en Dios, pero tal vez bajo diferentes formas.
Ese frío día de agosto de 1965 Borges llegaba de Buenos Aires en autobús (el TATA) y era recibido por un joven Jorge Bergoglio, que lo había invitado a dar un seminario de literatura gauchesca destinado a sus alumnos de 4º y 5º año del Colegio de la Inmaculada Concepción, en la capital santafesina. Luego del arribo, los dos subieron al Peugeot 403 del padre de un alumno del colegio, Gustavo Risso Patrón, y se fueron hasta el Hotel Ritz, donde se alojaría el escritor.
Jorge Bergoglio era técnico químico, pero le fascinaba la literatura y admiraba a Jorge Luis Borges, quien en esa época ya era postulado para el premio Nobel, a pesar de no ser tan popularmente conocido en Argentina. Les había hecho leer muchas y variadas obras de Borges a sus alumnos y en 1964 se animó a escribirle para proponerle el dictado de un seminario en su colegio. Para su sorpresa, Borges aceptó.
Bergoglio enseñaba Literatura Española y Argentina y era partidario de que los alumnos tuviesen un contacto personal con los escritores, siempre que fuese posible. La aceptación de Borges a viajar a Santa Fe para ese fin causó sorpresa y emoción a todos los amantes de sus obras y. a pedido del arzobispado, no sólo los estudiantes del colegio Inmaculada sino también los de la Universidad Católica pudieron verlo y oírlo.
Jorge Milia, uno de sus alumnos que actualmente es escritor y reside en Salta, contó algunas anécdotas en la 5º Café Literario de la SADE, que se realizó este año en homenaje a los 122 del nacimiento del escritor. Relató el interés que ambos, Borges y Bergoglio, mostraron en la capacidad narrativa de los jóvenes, lo que se puso de manifiesto en un ejercicio literario que culminaría en un libro de cuentos prologado por el famoso escritor. Esto fue recordado por Borges a Milia años después, al encontrarse en Buenos Aires, donde la remembranza de Santa Fe le trajera a su pensamiento las obras de los incipientes escritores.
Pero uno de los hechos mas recordados fue cuando Bergoglio y Jorge Gonzalez Manent (un compañero jesuita y también “maestrillo”) fueron a buscar a Borges al hotel. El ahora Papa Francisco bajó del auto y tardó en volver más de lo esperado. Cuando González Manent lo interrogó, Bergoglio respondió que Borges le había solicitado que lo afeite, algo imposible para el escritor debido a su problema de visión. Por supuesto, el sacerdote accedió. En esa época Borges no era aún totalmente ciego, veía algunas sombras difusas, pero los detalles le eran inaccesibles.
Cinco días estuvo Borges en Santa Fe. No sabemos cómo influyó en él el paso por nuestra ciudad, o las personas que conoció. Bergoglio sonríe cuando le recuerdan la anécdota de la “afeitada”.
¿Qué quedó de cada uno en el espíritu del otro? Ninguno de los dos creía en el azar. En algún punto de sus personales caminos, este encuentro estaba destinado a ocurrir.
“Cada persona que pasa por nuestra vida es única. Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros. Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrá de los que no nos dejarán nada. Esta es la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad”- Jorge Luis Borges