Detectan una preocupante grieta en el muelle colapsado del Dique I del Puerto de Santa Fe
Un video registrado desde una embarcación en el río da cuenta de la aparición de una significativa grieta en el paredón del Dique II del Puerto de Santa Fe, en un sector que ya sufrió dos derrumbes recientes y que se encuentra justo debajo del estacionamiento del shopping La Ribera. La nueva fisura se ubica en una zona altamente transitada por peatones y automóviles, en las inmediaciones de un mirador al río.
Este sector del muelle, de gran valor histórico y actualmente fuera de uso comercial, sufrió su primer desmoronamiento el 19 de enero de 2022 y un segundo colapso el pasado 31 de marzo. La nueva grieta se encuentra muy próxima a esos puntos críticos, justo debajo de una columna con cartelería publicitaria de una cadena de comidas rápidas.
Lo preocupante de la situación radica en que, si bien el área se encuentra vallada y señalizada como medida preventiva, continúa siendo un espacio de circulación habitual para turistas, vecinos y vehículos que se dirigen al centro comercial, al casino o al hotel. Además, la estructura se ubica frente al río Paraná, donde este domingo se registraba una altura de tan solo 1,03 metros, un nivel bajo que podría influir negativamente en la estabilidad del terreno y en la presión que el agua ejerce sobre el muro de defensa portuario.
A modo de prevención, sobre el río junto al sector afectado se instalaron boyas flotantes que advierten a los navegantes sobre la prohibición de circular por esa zona. Esto resulta especialmente relevante dado que el área es contigua al Dique II, donde operan una guardería de lanchas y un club náutico con amarras, lo que implica un flujo constante de embarcaciones.
Frente al nuevo episodio de colapso estructural, autoridades del puerto y de la Prefectura Naval realizaron una inspección conjunta en el lugar. Así lo explicó Jorge Henn, subsecretario de Transporte y Logística del Ministerio de Desarrollo Productivo de la provincia:
“Frente al nuevo desmoronamiento, decidimos realizar una observación directa en el lugar junto a Prefectura Naval y el titular del Directorio del Puerto, para evaluar en el terreno el estado de la estructura”.
Asimismo, el funcionario indicó que se solicitó formalmente la colaboración técnica de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), mediante una nota dirigida a su decana, la ingeniera Marta Paris, con el fin de llevar adelante un análisis integral de la situación.
“Necesitamos tomar decisiones basadas en evidencia, con responsabilidad institucional. Es un problema que heredamos, y que lamentablemente no fue atendido”, expresó Henn en referencia al primer derrumbe de 2022, el cual nunca fue reparado.
“Nuestro compromiso es garantizar la seguridad y trabajar para que esta vez se actúe con la seriedad que el caso requiere”, añadió.
Tras el primer derrumbe, la zona fue cerrada al paso vehicular y peatonal durante cinco meses para garantizar la seguridad de quienes frecuentan el área. Durante ese tiempo, buzos tácticos y especialistas del Centro de Investigación y Desarrollo para la Construcción y la Vivienda (CECOVI), dependiente de la UTN Facultad Regional Santa Fe, realizaron una exhaustiva revisión del muelle. Según informaron entonces, no se detectaban riesgos inminentes de nuevos desmoronamientos.
“En las pruebas realizadas se aplicaron cargas muy superiores a las que usualmente soporta el muelle y los resultados fueron favorables, ya que la estructura se comportó con gran estabilidad”, explicaron los técnicos del CECOVI.
No obstante, reconocieron que ese análisis formaba parte de una primera etapa de evaluación general, y que serían necesarios nuevos estudios de mayor profundidad para comprender completamente el estado de la estructura.
Una de las hipótesis que se manejó en su momento respecto al origen del primer colapso apuntaba a la bajante pronunciada del río. La reducción en el nivel del agua habría generado una pérdida de la presión natural que normalmente sostiene al muro, provocando un proceso de socavamiento que derivó en el derrumbe de una construcción centenaria erigida entre 1905 y 1910. Hasta los recientes episodios, la estructura se había mantenido en pie por más de un siglo sin incidentes de este tipo.
Como parte de las acciones de respuesta, se espera que este martes arriben al lugar equipos técnicos de la UNL y de la UTN para avanzar con nuevos relevamientos y estudios estructurales. La meta será establecer con mayor precisión el grado de deterioro del muelle y determinar si existe un riesgo inminente de un nuevo colapso.
Según confirmaron desde Río Noticias, antes de la publicación de este informe, se notificó oficialmente al subsecretario Henn sobre la presencia de la grieta, y la información fue trasladada también a las autoridades portuarias. Mientras tanto, la comunidad santafesina sigue de cerca la evolución de una situación que combina la falta de mantenimiento histórico, el desgaste estructural y los riesgos asociados al uso recreativo de una zona que, aunque formalmente clausurada, continúa atrayendo a cientos de personas a diario.