Unión volvió a fallar y dejó una imagen preocupante en Chile

Con graves errores defensivos, falta de juego y pocas ideas en ataque, Unión cayó ante Palestino. Marabel, ex jugador del Tatengue, fue la figura del encuentro, mientras que el arquero Cardozo fue lo único rescatable en una noche para el olvido.

El paso de Unión por el estadio Nacional de Santiago dejó una estela de bronca, frustración y preocupación. El equipo rojiblanco mostró una de sus peores versiones del año y cayó ante Palestino en un partido donde se destacó más por sus errores que por sus intentos de juego. Silbidos e insultos acompañaron la salida del equipo, reflejo del enojo acumulado por parte de una hinchada que no entendió cómo se pudo retroceder tanto después de lo bueno mostrado contra Cruzeiro y Central Córdoba.

El primer tiempo fue un muestrario de todo lo que no se debe hacer en un partido de fútbol profesional. Unión fue impreciso con la pelota, sin sorpresa ni juego asociado, y mostró una fragilidad defensiva alarmante. En ese contexto, Junior Marabel —quien supo vestir la camiseta tatengue sin destacarse— se convirtió en el gran protagonista del encuentro, haciendo valer la “ley del ex” con una actuación imparable que complicó a toda la última línea santafesina.

El penal que abrió el marcador fue producto de una insólita acción de Gerometta, quien tomó del cuerpo a un rival dentro del área sin ninguna necesidad. El árbitro inicialmente no lo sancionó, pero instantes después corrigió su decisión, probablemente advertido desde el intercomunicador. Carrasco no falló desde los doce pasos y puso en ventaja a los chilenos.

Desde ese momento, el equipo dirigido por Cristian “Kily” González no logró reponerse. Los intentos individuales fueron inconexos, los mediocampistas estuvieron imprecisos, y los delanteros nunca encontraron espacios ni profundidad. Ham aportó poco, Fragapane estuvo lento en la toma de decisiones, y el equipo careció de desborde y peso ofensivo. En ese contexto, Cardozo fue el único que mantuvo la dignidad tatengue, tapando tres mano a mano a Marabel que podrían haber sentenciado el resultado mucho antes.

El técnico no tardó en mover el banco. Para el segundo tiempo, decidió sacar a Gerometta, Paz y Fragapane, e ingresaron Vargas, Verde y Gamba. Unión pasó a jugar con línea de cuatro y tres delanteros, buscando presionar más arriba y recuperar terreno en el campo. El cambio pareció surtir efecto al principio: Verde tuvo una chance clara que tapó el arquero Pérez, pero nuevamente apareció Marabel con una jugada individual que obligó otra intervención de Cardozo.

Con el equipo comenzando a arrimarse al área rival, llegó otro golpe: Ham cometió un gesto de codazo innecesario frente al árbitro, quien no dudó en mostrarle la segunda amarilla. Unión quedó con diez jugadores y con un panorama aún más complicado. A pesar de eso, el técnico intentó mantener la iniciativa con los ingresos de Martínez y Diego Díaz. Pero la desorganización en el medio —donde sólo quedó Mauricio Martínez como volante de contención— expuso todavía más al equipo.

Los minutos finales fueron un intento desesperado de empatar a puro centro. Gamba, Domina y Verde llenaron de pelotazos el área rival, pero sin claridad ni ideas. Diego Díaz tuvo la más clara: le ganó al arquero en velocidad, pero su remate zurdo, tras abrirse demasiado el balón, se fue afuera. Fue una jugada que resumió el partido: voluntad sin precisión.

Y si algo le faltaba a la mala noche tatengue era otro error defensivo para terminar de sellar la derrota. En la última jugada del partido, Cardozo sacó largo para Pardo, pero Marabel lo anticipó, robó la pelota y definió con clase para el 2-0 definitivo. El ex Unión cerró su noche consagratoria ante su antiguo equipo, coronando una actuación redonda, y dejando a Unión nuevamente en fojas cero.

Fue un paso atrás en todo sentido. Lo que se había construido con buen juego y actitud en partidos anteriores, se desmoronó en Chile. El equipo volvió a mostrar fragilidad, cometió errores infantiles y dejó la sensación de estar perdido en la cancha. El público, que acompañó con ilusión, se fue decepcionado. El Kily González tendrá mucho trabajo por delante si quiere recuperar el rumbo y devolverle al equipo la identidad que parecía haber empezado a forjar. Porque hoy, Unión se llenó de dudas otra vez.

Noticias relacionadas