El Insólito Caso del Falso “Mono” que Extorsionaba desde una Cárcel

Un preso de Bahía Blanca utilizó un teléfono registrado a su nombre para amenazar a estaciones de servicio en Santa Fe, haciéndose pasar por miembro de una temida banda narco.

Un insólito caso de extorsión ha conmocionado a la provincia de Santa Fe, donde un preso de la cárcel de Bahía Blanca, identificado como Javier Maximiliano Ponce La Rubia, realizó amenazas a estaciones de servicio desde su celda. Utilizando un teléfono legalmente registrado a su nombre por el Servicio Penitenciario Bonaerense, Ponce La Rubia se hacía pasar por un miembro de la conocida banda narco “Los Monos” y exigía dinero a sus víctimas.

Los incidentes ocurrieron entre el 5 y el 10 de marzo de 2024, en un contexto de violencia extrema en Rosario, donde varios asesinatos relacionados con el narcotráfico habían tenido lugar. En esta ocasión, el extorsionador contactó a seis estaciones de servicio, advirtiendo que tenía un “camión bomba” y que si no se le transferían 200 mil pesos, haría volar el lugar. Solo una de las estaciones accedió a enviar dinero, transfiriendo 23 mil pesos a una cuenta indicada por el extorsionador.

Las autoridades fueron alertadas rápidamente y la fiscal María Laura Urquiza asumió el caso. Las investigaciones revelaron que todas las llamadas provenían de un mismo celular, que se encontraba dentro del rango de una antena cercana a la cárcel. Durante las escuchas, se descubrió que Ponce La Rubia se refería a sí mismo como “Maxi” y alardeaba de su conexión con la banda narco.

La situación se complicó aún más al descubrir que el teléfono y el chip utilizados para las llamadas habían sido obtenidos legalmente por el mismo recluso, lo que planteó serias preguntas sobre la seguridad del sistema penitenciario. En mayo, se realizaron allanamientos en Bahía Blanca, pero el principal sospechoso no fue encontrado en ninguno de los lugares registrados.

Ponce La Rubia fue imputado y se le dictó prisión preventiva durante una audiencia en Santa Fe, donde participó de forma remota. Aunque ya estaba encarcelado, su condena estaba programada para expirar en octubre, lo que generó preocupación sobre su posible liberación y el riesgo de que pudiera cruzarse con verdaderos miembros de “Los Monos”.

Este caso pone de manifiesto las fallas en el sistema penitenciario argentino, donde un preso puede operar con tal impunidad desde dentro de la cárcel, utilizando tecnología que debería estar restringida. Las autoridades ahora enfrentan el desafío de abordar no solo la extorsión en sí, sino también las implicaciones más amplias de la seguridad en las cárceles y el impacto del narcotráfico en la sociedad.

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