Nuevamente aumentan los colectivos en Santa Fe.
A pesar de conocerse hace algunas semanas la posibilidad del incremento en la tarifa de transporte urbano, recién ahora se transforma en una certeza la medida. ¿El nuevo monto será una garantía para que los empresarios salden su deuda con los usuarios por un servicio de calidad, al nivel de una ciudad capital?
Se activa la cuenta regresiva para la aplicación del aumento de colectivos en la ciudad de Santa Fe.
El intendente Juan Pablo Poletti adelantó que esta semana se define el nuevo monto del boleto de colectivos urbanos. Si bien no se refirió al detalle el número final, Poletti adelantó que el costo se asemejará al de Córdoba, Paraná y Rosario.
“La idea es posiblemente en esta semana terminar de dilucidar los números a ver cuánto es el menor valor que podemos ponerlo y luego hacer el dictamen para que vaya a Buenos Aires y que la SUBE lo aplique. Recién ahí, el que suba a un colectivo va a tener un boleto de 700 pesos“.
El intendente remarcó su preocupación por la diferencia que sufre el interior del país en relación a los subsidios al transporte público de pasajeros, ya que a pesar de la interrupción del Fondo Compensador Nacional que recibían las ciudades del interior lo que aún se sotiene en vigencia son millones de pesos en subsidios para el AMBA. Esta eterna desigualdad hace imposible e insostenible mantener el boleto en el precio actual de 380 pesos y, en vistas al aumento, en un precio futuro menor a los $700.
Las expectativas de los empresarios, los sacrificios de los usuarios.
De cara al desafío económico que deberán enfrentar los santafesinos, el municipio pretende logar un acuerdo por un boleto lo más bajo posible en precio y con un servicio eficiente, pudiéndose cumplir las expectativas que demandan los empresarios del transporte. Una realidad poco posible teniendo en cuenta los antecedentes.
En la ciudad de Santa Fe desde hace semanas la frecuencia de las unidades se ha visto reducida, justifican los empresarios que es debido al costo del combustible que sólo pueden poner en las calles los colectivos que alcanzan a abastecer. Esta situación genera tiempos eternos de espera en las esquinas de la capital santafesina y que al momento de divisar un colectivo aproximarse la ilusión de por fin viajar en una cierta comodidad se disuelva frente a coches explotados de gente cansada, malhumorada e incómoda; si se tiene suerte el colectivo se detiene y los usuarios suben y se acomodan como pueden en un tetris urbano cotidiano, pero en muchos casos las unidades pasan de largo y la espera para llegar a destino vuelve a prolongarse.
La conexión de la ciudad en sentido Este-Oeste y un servicio eficiente que llegue hasta el Liceo Municipal ubicado en el Dique II del Puerto son deudas eternas de parte del municipio y los empresarios para con los ciudadanos y usuarios. Resulta inadmisible y poco creíble que una institución educativa dependiente del municipio no cuente con un servicio de cercanía y que para moverse de Este a Oeste de la ciudad, o viceversa, sea necesario combinar dos o tres líneas de transporte.
Si bien en entre 2017 y 2019 funcionaron las líneas 20 y 21 que parecían traer solución a esta demanda histórica, su funcionamiento fue bastante irregular en cuanto a la cantidad de coches y la frecuencia de circulación.
El poco control del municipio sobre las empresas que concesionaban el servicio, una pobre señalización de las paradas y difusión de la existencia del estos recorridos hicieron que las lineas nunca llegaran a un punto de eficiencia que pudiera consolidar las líneas como una opción sostenible en el tiempo, con proyección de alta demanda que aumentara la frecuencia de o abriera la puerta a la creación de ramales.