La Editorial semanal, por Martin Silva.
Diariamente y en reiteradas ocasiones somos testigos silenciosos de lo que lamentablemente aceptamos como algo normal, cotidiano y hasta me atrevería a decir aceptado; aunque lejos de ser aceptable este tipo de conceptos en relación al tema que abordare luego, es tristemente la realidad que nos aborda día a día, no hablo de otra cosa que del flagelo social de los llamados “Chicos de la calle”.
Dista mucho de mí el buscar responsables dentro del ámbito de la Política Social, Educativa o cual fuere el área de la cual dependan el bienestar, la salud y el cuidado de estos niños; porque es muy fácil ver “la paja en el ojo ajeno”, o buscar culpables de un problema en el que todos somos responsables, es simple decir “nadie hace nada”, cuando nosotros mismos hacemos la vista gorda ante este tema en particular, por lo que nosotros también nos convertimos en parte de ese “NADIE”.
Muchas veces hemos sido parte de la interacción que se da entre nosotros y alguno de estos chicos, ya sea en un semáforo, en la calle, en la mesa de un bar o café; y haciendo una retrospectiva debo confesar que son contadas con una mano las veces en que les he prestado real atención a la intención de su acercamiento, y es aquí donde quiero centrar vuestra atención, en la relación que se da entre ellos y nosotros, es acaso a nivel inconsciente que tratamos de no mirarlos y de esta manera evitar involucrarnos?, o es acaso de manera consciente que preferimos no hacernos mella de su situación? Porque sea cual fuere la causa, el fin de ambas es el mismo, tanto para ellos como para nosotros, es simplemente el ignorar la situación.
Haciendo un análisis del tema y permitiéndome una comparación burda pero valedera, llegue a la conclusión que estos “chicos de la calle” son víctimas de las mismas necesidades que sufren, ya sea por acción u omisión de las responsabilidades de sus progenitores, es así, que creo poder compararlos con los animales en sus más básicos instintos de supervivencia; existen 3 necesidades básicas dentro del reino animal, las cuales deben satisfacerse diariamente, comida, abrigo y protección, de aquí se desprende mi análisis; cualquier niño que nace, crece y se desarrolla en un ambiente normal, dentro del seno de un hogar, es capaz de responder con facilidad al simple interrogante sobre “qué quiere ser cuando sea grande?”, porque en su caso no debe preocuparse por suplir las necesidades básicas a las que hacía referencia con anterioridad, por lo que sus mentes dan por sentado su presente y pueden proyectarse en un futuro siendo y de hecho viéndose, Policías, Doctores o incluso Astronautas, en contrapunto si se realizara la misma pregunta a “los chicos de la calle” seria más complicado encontrar una respuesta rápida y sencilla, debido a que sus mentes deben luchar diariamente para conseguir alimento, abrigo contra las inclemencias del tiempo y protección de la gente sin escrúpulos, familiares u otros chicos en su misma situación de calle pero de mayor edad.
No pretendo disculparme con esto respecto de mi actitud frente al problema, pero es desde mi posición que intento brindar una perspectiva del problema y tal vez hacer reflexionar a Uds. mis amigos, sobre qué actitud tomar de hoy en adelante, ya sea actuando desde vuestras posiciones cercanas a la política, desde nuestro lugar como ciudadanos o simplemente prestando más atención a esos “chicos en situación de calle” para que se sientan un poco más incluidos y tal vez, solo tal vez dejen de ser… SOCIALMENTE INVISIBLES.