La bicicleta de Luis Arturo (Catorce)
¿Qué referencia tomar cuando creemos estar acertando sobre un concepto que puede parecer erróneo? Por Luis Arturo Lomello.
Mientras pedaleo, observando la fronda de los árboles, los brillos y sombras que reflejan, transportan mi examen a concluir que de la manera en que miramos, el contexto, revela una forma de resolver el entorno.
Una situación imperturbable en disímiles espacios de tiempo. Seguramente, quien viene tras mío, no verá los mismos follajes, ni sus luces. Cada ser es especial, con sus virtudes y defectos.
“¿Qué referencia tomar cuando creemos estar acertando sobre un concepto que puede parecer erróneo?”
Admito que me desplazo por un sendero libre de obstáculos, pero no es así. En el viaje, es imprescindible maniobrar, para evitar impactar contra algo.
Las almas que atraviesan la dirección opuesta desandan el trayecto que vengo recorriendo.
Es innegable que no lograran experimentar lo que arribo desentrañando, ni yo alcanzaré formar parte en su ambiente próximo e inmediato.
Mi punto de vista me lleva a un sitio, pero también, quien cruza por mi rumbo, va para algún lado.
Voy dando vueltas sin hallar el camino y sigo buscando abrazando los significados de: destino. En la pretensión debo comprender el comportamiento del prójimo, la transcendencia de considerar su enseñanza.
Practicar la humildad e introducirme en el ámbito ajeno demuestra la existencia de manera diferente.
Atribuir una opinión es manifestar la duda sobre una disposición.
No prevalece urgencia en afanarme de exponer mi convencimiento a como conducirme, no adivino la necesidad de empoderarme para tal pretensión.
Cada cual es único y debe intuir que aquel que se acerca es porque ve la posibilidad de aclarar sus vacilaciones a partir de otra concepción.
Nada más que eso y ahí termina todo argumento.
No hay condición de señalar sabiduría cuando la realidad denuncia que no la poseemos. Creernos las reglas, para luego mortificarnos por no aceptar respetarlas.
Es el punto de partida del sometimiento.
Permanecer montados intentando el equilibrio, aunque en algún momento un suceso lo altere. Estamos abiertos a esa contingencia.
Un hecho fortuito cualquiera y lo que era ya no volverá a ser. En el caos, la tranquilidad es una utopía.
Cuando formamos parte de la conmoción opinamos en vivir paz.
Compenetrarnos en la vida es asumir los conflictos de encontrar lo que estamos buscando, exponiéndonos al riesgo de seguir decepcionados.
La expectativa suele resultar mayor que la autenticidad.
La ilusión es la materia que alimenta toda la interpretación del futuro.
Simplemente debemos observar en sentido inverso y vemos como venimos sosteniéndonos. Las personas que participan en nuestro encuentro no son siempre las mismas.
La esencia permanece, y como especie nos relacionamos con sociedades y más allá que transiten encaminadas distinto, son; la perspectiva de la visión que asumimos.
Solo un hombre con suerte es capaz de amar verdaderamente, porque el amor requiere olvidarse de uno mismo, dejar de lado todo y entregarse a la conquista de lo bueno, lo verdadero.
Ser y alegrarse es más atractivo que cualquier credo y sus aparentes promesas.
Autor: Luis Arturo Lomello.