Viaje mental: 5 claves para meditar en aviones, trenes y autos
Una moda que está en auge desde hace un tiempo. Conocé en esta nota una guía rápida para meditar en movimiento.
Si bien el boom del movimiento wellness nos está dejando métodos de reducir el cortisol para dar y recibir, cualquier experto insistirá en lo siguiente: lo más eficaz para controlar el estrés es la meditación. Pero ¿quién tiene tiempo? Esa sigue siendo la excusa más recurrente en las grandes ciudades, donde todos tenemos cosas por hacer.
Sin embargo, si adoptamos un ligero cambio de perspectiva sobre lo que significa meditar, y sobre todo cuándo, dónde y cómo hacerlo, las reglas del juego pueden cambiar rápidamente. “Sentado en un tren, en un taxi o en un avión se puede meditar con la misma eficacia que en casa frente a un altar de meditación”, afirma en diálogo con la revista Vogue, Light Watkins, entrenador de meditación en Los Ángeles y autor de Bliss More: Cómo tener éxito en la meditación sin intentarlo realmente.
Por definición, “meditar es una herramienta por la cual no se hace nada, que tiene como objetivo calmar la mente”. Según explicó la coach ontológica e instructora de yoga y meditación Lucía Garro, “no se trata de poner la mente en blanco, ni dejar de pensar como mucha gente cree”. “No resistimos ningún pensamiento y ninguna emoción, básicamente porque si lo resistimos, persiste -ahondó-. Así se logra un estado profundo de relajación, en el cual se mejora la salud y el bienestar de una persona”.
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1. Lo primero y más importante: respirar
La ironía de utilizar el transporte público para relajarse es que está repleto de elementos que causan estrés, sobre todo durante las horas pico. Según Watkins, un truco muy útil con resultados instantáneos es sentarse siempre que sea posible y hacer 10 respiraciones profundas durante un período de dos a tres minutos. Hacerlo creará un cambio notable en nuestro estado de conciencia.
“Si te ves con mucha ansiedad de camino al trabajo, lo cual es especialmente común si vives en una gran ciudad, controlar y regular la respiración puede inducir un estado meditativo incluso en entornos hostiles como ese”, sostiene el especialista.
2. La preparación es clave
Nada provoca mayor ansiedad y estrés que una horda de turistas y viajeros. Y, ante tal agitación, no hay mejor ataque que una buena defensa, cuenta Watkins: “Llega al aeropuerto o a la estación de tren con suficiente antelación y date 10 o 15 minutos para sentarte en silencio y respirar profundamente”, explica.
“Es una forma de reajustarte y prepararte mental y físicamente para el viaje”, dice el experto. No sólo te sentirás mejor, sino que estarás menos tensa y más susceptible al cambio si los planes se tuercen ligeramente, como suele ocurrir: “Meditar te permitirá estar más tranquilo, con menos ansiedad, si se retrasa o se cancela el vuelo”.
3. Trabajar a favor del entorno, no contra él
“Cuando estamos bajo mucho estrés solemos adoptar una visión de túnel que hace que nos centremos en el suelo, en lo que tenemos delante o en nuestro teléfono”, explica Watkins. Es importantísimo permanecer atentos al entorno, sean las personas y los lugares que te rodean o pequeños detalles como la temperatura o las sensaciones del cuerpo.
“Si no puedes sentarte mientras vas al trabajo, intenta prestar atención a las cosas que tienes cerca. Serás más consciente del momento. Cuanto antes empieces a tranquilizar la mente y el cuerpo en entornos caóticos, más resiliente serás en futuras situaciones”, afirma.
4. Utilizar apoyo, pero que no sea indispensable
Se ha demostrado que la aromaterapia tiene efectos tranquilizadores sobre el cuerpo y la mente, y los aceites esenciales que hay ahora en el mercado tienen más efectividad que nunca. Hay ofertas de todo tipo en tecnología puntera: aplicaciones o auriculares con cancelación de ruido que se utilizan junto a aplicaciones de meditación.
Estas aplicaciones no solo nos introducen en el mundo de la meditación, sino que nos envían recordatorios y avisos y tienen funciones de todo tipo. Sin embargo, aunque Watkins reconoce lo útiles que pueden ser al principio, el objetivo final es no tener que depender de absolutamente nada para meditar: “Todas estas herramientas pueden ser útiles, pero si dependes de ellas y no están a tu disposición en determinadas situaciones, puede que no medites tanto ni tan bien”, afirma.
5. Una cuestión de práctica
Según Watkins, Gandhi fue quien mejor resumió la importancia de la meditación con las siguientes palabras: “Tengo tanto que hacer hoy que debo meditar durante dos horas en lugar de una”. Si bien es cierto que robarle minutos al día (que no horas) es bastante más realista hoy en día, la dedicación y la constancia son clave para conseguir los beneficios que nos proporciona la meditación a largo plazo.
“Siempre les digo a mis clientes que su yo meditador siempre va a superar en resultados a su yo no meditador”, explica Watkins. “Si adaptas la meditación a tu día, descubrirás que eres capaz de hacer las cosas más rápido. Estarás más tranquilo y serás más preciso en lo que hagas”. No hay que esperar a leerlo en un libro o que te lo cuente un profesor o que sea Año Nuevo. Lo más importante es no posponerlo y empezar ya mismo. No hay excusas.
Al parecer, en algo tan básico y simple se encuentra la llave para el bienestar que tantas veces las personas buscan en el “afuera”. Tal vez, otra de las enseñanzas que esta gran crisis que puso al mundo patas para arriba nos deje sea tomar conciencia de ello, y empezar a mirar hacia adentro para conectarse con lo que de verdad importa.