Qué es el multitasking y ¿realmente nos da ventajas?
Realizar distintas tareas a la vez no siempre es desfavorable, pero debemos evaluar cuándo, cómo y hasta dónde rotar nuestra atención.
Como punto de partida: la atención no se divide en el cerebro, por ejemplo, entre dos tareas en un 50% y 50%, sino que en realidad pasa a el 100% de una tarea a otra.
Esa rotación de atención puede ser tan rápida y automática que da sensación de estar en dos cosas o más a la vez. Pero la simultaneidad no siempre es factible: depende fundamentalmente de factores como la complejidad de la tarea y lo novedoso de ella.
Si las actividades no van a requerir realizar un gran esfuerzo, por poseer habilidad, entrenamiento o automatismos previos, existen menos probabilidades de que se cometan errores. Cocinar algo simple mientras se escucha música sería un caso; aún así, dejarnos llevar demasiado por la melodía, pueden terminar en condimentar con azúcar en vez de sal.
En cambio, si el trabajo a realizar requiere intensa demanda de funciones mentales (razonamiento, memoria, lenguaje, etc.), una mayor frecuencia de fallas frente los cambios atencionales es casi inevitable.
Siguiendo con el ejemplo de escuchar música en simultáneo, si al cerebro se le empieza a complicar hacerlo junto a una ejecución compleja, como estudiar, puede inclusive simularnos una canción con tal de no desviar atención.
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La mente utiliza redes de memoria y proyección que generan estímulos virtuales internos paralelos y que no demandan movilizar el foco a estímulos externos. Seguimos tarareando la canción que creemos estar escuchando, cuando en realidad ya había finalizado en el equipo de música, o nunca empezó. Claro que tiene además la posibilidad de frenar la rotación, mantenerse sobre lo trascendente, obviando directamente la mayoría de los sonidos del ambiente.
Pero si lo forzamos y el cerebro concluye que los estímulos a procesar son demasiados al mismo tiempo y factibles de provocar errores severos, pueden ser interpretados como amenazas a su rendimiento. Responde elevando el nivel de alerta con adrenérgicos y corticoides. Mayor “combustible” para defenderse y resolver lo antes posible, usando recursos aprendidos y quitando tiempo a lo creativo.
Las unidades que logran estos procesos son células: las neuronas. Como todas las maquinarias vivas, tienen sus límites. Cuando se las sobre exige para superarlos demasiado rápido, sin pasar por un entrenamiento cognitivo progresivo, sobreviene el agotamiento junto a síntomas de estrés.
Realizar distintas tareas simultáneamente no siempre es desfavorable, pero debemos evaluar cuándo, cómo y hasta dónde rotar nuestra atención. Todos contamos con esa red neuronal que observa el desempeño propio denominada “metacognición”. Solamente tenemos que darnos el tiempo para utilizarla.
Ejemplificando: analizar previo a escribir un informe, realizar unos llamados y escuchar noticias en la radio durante los próximos treinta minutos; es posible y más efectivo dedicarle diez minutos por separado a cada una de las tres tareas.
En la vorágine de las obligaciones, no debemos sobrepasar la pausa necesaria para planificar una distribución correcta de nuestros recursos mentales en el tiempo, dejando lo que llamamos “multitarea” para cuando sea necesario y no haya otra opción.