Ley de Etiquetado Frontal: ¿Sabemos lo que comemos?
El proyecto de Ley de Promoción de Alimentación Saludable ya fue aprobado en el Senado y aguarda su tratamiento en la Cámara de Diputados. ¿Cómo favorecerá a los consumidores?
Me pasó hace unos meses. Fui al kiosco de la esquina a comprar un sobrecito de queso rallado y el kiosquero me preguntó: “¿Querés queso rallado o alimento a base de queso mezclado con almidón?”. En ese momento me di cuenta de que pocas veces leía la letra de chica de las etiquetas: sus componentes. Es decir: lo que contenía en realidad ese paquete que yo creía que era queso (o cacao, o café) y que llevaba con tranquilidad a mi casa para preparar una comida. Para mi defensa, puedo justificar algo totalmente cierto: la mayoría de esas etiquetas con la información nutricional son ilegibles o incomprensibles.
La Ley de Etiquetado Frontal se llama realmente Ley de Promoción de Alimentación saludable. Consta de 24 artículos, de los cuales uno es el etiquetado frontal. Obtuvo en octubre del 2020 la aprobación del Senado y ahora está siendo fuertemente impulsada por organismos dedicados a Alimentación y Salud, para que se la apruebe en la Cámara de Diputados antes de fin de año, a fin de no perder estado parlamentario. El objetivo es prevenir la malnutrición de la población. En realidad, hace años que la población de nuestro país está mal -nutrida (que no es lo mismo que des-nutrida ), es por eso que todavía está en revisión, por ser susceptible de mejoras.
La unificación de 15 proyectos de legislación y la evidencia científica de más de 40 expositores en el tratamiento del proyecto en Comisiones fue lo que está apurando su implementación: en Argentina el 66% de la población sufre de sobrepeso y en los últimos 20 años han aumentado de manera alarmante las enfermedades crónicas no transmisibles (diabetes, obesidad) en niños y jóvenes. La FAO, la OPS y UNICEF enviaron un comunicado conjunto para recomendar sin dilaciones la sanción del proyecto de ley.
La paradoja es que no es un problema de bajos recursos sino cultural: en las clases sociales con alto poder adquisitivo se consumen muchos alimentos envasados de los denominados “comida chatarra” y en las menos pudientes se sobrevive con lo que llena pero no nutre, o sea: arroz, papas, fideos, pan.
Este proyecto de ley tiene dos puntos fuertes:
*La advertencia de componentes en exceso en el producto que puedan ser perjudiciales para la salud
*La educación para la prevención, en especial a niños y adolescentes.
El punto de la ley que más ha trascendido es el la implementación de un sistema de etiquetado frontal en alimentos y bebidas que contengan altos niveles de sodio, azúcar, grasas saturadas y totales y calorías.
En el frente del envase (por eso se llama frontal) los fabricantes deberán incluir octógonos negros con la advertencia de que el producto contiene niveles altos de los mencionados componentes. El tamaño de los octógonos no podrá ser inferior al 5 % de la superficie del envase.
Estos octógonos actuarán como alarmas visibles y comprensibles para los consumidores en el momento de elegir el producto.
También deberán indicarse de forma clara y visible el caso de los productos que contienen edulcorante (no indicados para niños) o con altos valores de cafeína.
Además se prohibirán en los productos que tengan alguno de los octógonos la inclusión de personajes, dibujos animados, superhéroes, deportistas o celebridades, que atraigan la mirada de los más pequeños e inciten a la compra del producto. Tampoco podrán tener en sus envases el aval de entidades científicas ni resaltar algún componente “bueno” que tape lo “malo”. Se prohíbe también en ellos la entrega o promesa de entrega de obsequios, premios, adhesivos, juegos, o descargas digitales, como así también participación en concurso o eventos culturales .
La ley de Promoción de Alimentación obligará además a incluir contenidos mínimos de educación alimentaria en los espacios curriculares en la educación inicial, primaria y secundaria. Además se prohibirá la venta de los productos señalados con octógonos en los establecimientos educativos del Sistema Educativo Nacional.
El etiquetado frontal ya se ha implementado en varios países latinoamericanos. Brasil, Chie, Uruguay y Perú optaron por diferentes sistemas de advertencia para los consumidores. En Brasil, por ejemplos, se utilizan etiquetas de diferentes colores en relación al porcentaje de estos componentes dentro de los productos. Los colores varían del verde al rojo, según su nivel de peligro para la salud. Argentina está muy rezagada en ese aspecto.
El proyecto fija un plazo no mayor a los 180 días para entrar en vigencia después de su promulgación. En ese plazo las industrias alimenticias deberán efectuar los cambios en el envasado y etiquetado.
La demora que retiene al proyecto en la Cámara de Diputados se debe en parte al cuestionamiento sobre el organismo que fija los valores máximos de los componentes críticos, ya que en el proyecto son establecidos por la Organización Panamericana de la Salud y algunas instituciones los consideran demasiados altos. También en la incidencia del impacto económico sobre las pymes o pequeñas industrias que deban modificar el diseño de los envases.
Los nutricionistas destacan también que, si bien esto es una herramienta más y provoca una toma de conciencia en la alimentación , es fundamental el papel del consumidor. La educación nutricional, la adquisición de conocimientos acerca de los procesos y cambios que se producen en la materia prima y los componentes de los alimentos en su fabricación, la concientización de la importancia para la salud de lo que consumimos es lo que logrará verdaderos resultados.
Por otro lado, es importante fomentar políticas económicas que favorezcan una alimentación saludable, ya que en los últimos años las verduras y las frutas, por ejemplo, llegaron en algunos momentos a ser un lujo para la mesa de los que tienen un ingreso mínimo.