EL, Ella, Elle
La RAE ha puesto en su observatorio de palabras a ELLE, término que se origina en el llamado lenguaje inclusivo, con el objetivo de referirse e incluir a quienes no se sientan identificados bajo ninguno de los dos géneros existentes
Cabe destacar que el «Observatorio de palabras» ofrece información sobre palabras (o acepciones de palabras) y expresiones que por el momento no aparecen en el diccionario, pero que han generado dudas: neologismos recientes, extranjerismos, tecnicismos, regionalismos, etc.
Esta información es provisional, pues no está contemplada aún en las obras académicas, por lo que puede verse modificada en el futuro. La presencia de un término en este observatorio no implica que la RAE acepte su uso.
De todas maneras, esto es un gran avance en el lenguaje, que constantemente se modifica y es su principal característica siendo que se considera “vivo” y cambiante para dar respuestas comunicacionales a la sociedad en un tiempo y espacio determinado.
Este anuncio también ha desatado el enojo de los detractores del lenguaje inclusivo quienes dicen que la utilización de la E deforma el idioma y puede considerarse un “capricho” de un sector de la sociedad y que el verdadero lenguaje inclusivo es aquel para comunicarse con las personas con discapacidades tanto visuales como auditivas, mediante lengua de señas o braille.
Mientras que quienes defienden el lenguaje inclusivo dicen que una cosa no quita la otra y puede hablarse perfectamente con la E en lengua de señas o braille e interpelan a quienes rechazan esta modificación idiomática, sobre si ellos saben o utilizan alguno de estos otros sistemas idiomáticos de comunicación.
Debemos reconocer que en los últimos años la RAE ha aceptado términos cuestionables, como los de la lista que se ve a continuación:
Palabro: palabra rara o mal dicha.
Almóndiga: hace referencia a la palabra albóndiga.
Asín: es el vulgarismo de así.
Culamen: usada para referirse a la cola o nalgas.
Descambiar: deshacer un cambio.
Toballa: toalla o pieza de felpa.
Abracadabrante: muy sorprendente y desconcertante.